EL 2 DE OCTUBRE QUE NUNCA OLVIDARE

Eran como las 5 de la tarde, en el radio resonaban las últimas noticias acerca de las manifestaciones, mítines y demás "actos conmemorativos" típicos de esta fecha. El tráfico estaba de la fregada para no variar, así que decidí salir con una hora de más de anticipación, para no llegar tarde a mi cita, que en esta ocasión no era de trabajo ni mucho menos con alguna chicuela. Era mi cita con el destino. Mientras por todos lados el ambiente era de incertidumbre por la forma de recordar y reclamar el pasado. En mi cabeza esa misma incertidumbre se debía a lo que el futuro me destinaría.

Después de dejar todo mi pasado, mi trabajo, mi novia, mi ambulancia, mis amigos y mi familia atrás. El 2 de octubre de 1998 me embarqué en la más grande aventura de mi vida, aún sin saber que lo sería y sin saber cuánto duraría. Una increible aventura que ha desafiado mi forma de ser, mi inteligencia, mi voluntad, mi seguridad, mi forma de pensar, mis creencias.

Estaba por lanzarme a la aventura en las Europas, en donde con mis ahorros planeaba consumar mi sueño de estudiar y vivir en el extranjero por un año, el típico mochilazo. Qué iluso y soñador era entonces! Hoy, diez años después, ya nada inocente pero igual de soñador, continuo como las piedras rodantes por los caminos del viejo continente.

¿Quién lo iba a decir? Yo que en no pocas cosas tenía mentalidad extra tradicional, ahora mis neuronas ya no se sorprenden ante nada y desean cada vez más nutrirse de ideas innovadoras de todo tipo. Yo que de prejuicios tenía llena la cabeza, ahora sé aceptar y respetar las más disímbolas formas de pensar. Yo que sólo sabía de chiles y frijoles, he aprendido a comer con la boca y con el espíritu, disfrutando y apreciando la diversidad.

Me he autoconocido como nunca lo hubiera imaginado. He descubierto cosas, características y habilidades que poseía y que no sólo no había desarrollado, sino que ni siquiera sabía que las tenía. Basta decir que al principio, además del supuesto español, medio hablaba inglés. Hace diez años no me hubiera imaginado que hablaría 4 idiomas, además de estar aprendiendo ya el quinto.

Empecé por la madre patria: Madrid y después de haber recorrido la mitad de Europa ahora vivo exactamente en la otra esquina, en Finlandia. Y definitivamente con cada kilómetro que he recorrido he aprendido más que en toda mi anterior vida sedentaria. Y aún me falta la otra mitad del continente!

Mismo día. Mismas ilusiones. Y diez años de experiencias después. No me arrepiento de absolutamente nada, pensaba que sería la aventura más increible de mi vida. Y en verdad lo ha sido...